Científicos del Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica, BNI, liderado por su director, Dr. Claudio Hetz, descubrieron un nuevo y potencial blanco terapéutico para detener el avance de enfermedades metabólicas, tales como diabetes y obesidad. Estos hallazgos se basan en el estudio de sensores moleculares, maquinarias encargadas de detectar el estrés en la célula, y que además tendrían un rol fundamental en la producción de energía.

La investigación ­­­­­ —publicada en la última edición digital de la revista Nature Cell Biology— establece que los sensores moleculares no están presentes en cualquier lugar de la célula, estos se ubican dentro de un compartimento específico que comunica dos partes fundamentales de esta unidad morfológica: la fábrica de proteínas y su matriz energética, organelos llamados retículo endoplasmático y la mitocondria respectivamente. Su función ha sido estudiada por generaciones. Sin embargo, no se habían relacionado con el metabolismo energético, ni tampoco con la posibilidad de que fueran utilizados como terapia en enfermedades como la diabetes.

Fue a través de una pregunta relacionada con los aspectos básicos de la ciencia, lo que llevó al Dr. Hetz y su equipo liderado por el postdoctorado español Amado Carreras-Sureda a descubrir una nueva potencialidad de estos sensores. “Todo parte cuando nos realizamos un cuestionamiento elemental. Lo que hicimos fue preguntarnos por la función que tienen estos mecanismos clásicamente estudiados, los cuales mantienen el equilibrio de las proteínas. Y descubrimos que, en ausencia de estrés, es decir, en una célula normal, los sensores afectan la producción de energía de ella, su metabolismo. Éste es un descubrimiento inesperado con respecto a algo que se había estudiado por 30 años y que podría ser aplicado en el desarrollo de tratamientos de patologías metabólicas”.

El equipo de investigadores de BNI determinó que la célula normal requiere que estos sensores estén ubicados en los puntos de contacto para mejorar la calidad productora de energía de la mitocondria. “Estamos tratando de entender cómo la célula se adapta y se autorepara frente al estrés celular y esto tiene implicancia para el entendimiento de enfermedades y terapias, especialmente en aquellas relacionadas con el metabolismo energético, como la diabetes y la obesidad, problemas que se saben que tienen que ver con una comunicación alterada entre dos organelos específicos en donde se produce la energía celular”.

 El Dr. Hetz agrega que para obtener estos resultados su equipo mezcló varias metodologías de estudio. Además, trabajaron con modelos animales genéticamente modificados como ratones. Además, comenta que el estudio “involucró el trabajo en equipo entre múltiples laboratorios en Chile y el resto del mundo, entregándole variados ángulos y capas de complejidad a los descubrimientos”.

 Líderes en biología integrativa

Hetz señala que BNI tiene un foco y un reconocimiento internacional en el área de las enfermedades neurodegenerativas. El centro de investigación está orientado a encontrar beneficios fundamentales que estén detrás de ellas.

En este ámbito, la institución científica ha liderado estudios a distinto nivel, ya sea estrategias terapéuticas con fármacos y terapia génica en modelos animales con importantes resultados. Esto los ha llevado a tener un prestigio internacional y a ser líderes en el área de la biología integrativa y biomedicina en Latinoamérica. 

En este punto, Claudio Hetz recalca que la clave del éxito está en el equipo de investigadores que integran el Instituto Milenio, capaces de potenciar la necesidad de realizar ciencia fundamental, que permita ayudar a mover las barreras del conocimiento. “Esta premisa se va a traducir en la generación de soluciones más aplicadas, que van a impactar a la sociedad. Además, generamos un espíritu colaborativo y plataformas únicas en el área de la neurociencia mundial, en que se destacan estudios y análisis interdisciplinarios. Lo que buscamos es la interdisciplinaridad, y mezclar las herramientas y virtudes que existen dentro de BNI para generar estudios con un sello distintivo único. Estas características nos han permitido generar un estilo en la forma de hacer ciencia, que a su vez nos ha llevado a alcanzar un impacto muy grande a nivel de la calidad de la investigación que se realiza en BNI”, destaca el investigador nacional.

 

Fuente, Inés Llambías, Instituto Milenio de Neurociencia Biomédica, BNI.