La colaboración puede tener como resultado un mayor impacto de la ciencia, sin embargo resulta lógico preguntarse ¿son las iniciativas surgidas desde el estado la mejor manera de promover este tipo de conexiones internacionales e interdisciplinarias?

Un médico estadounidense, un matemático japonés y un cosmólogo alemán entran a un laboratorio: ¿qué se obtiene? De acuerdo con resultados recientes, el resultado será ciencia de frontera. Los gobiernos, por otro lado, también han comenzado a prestar atención a la evidencia que sugiere que colaboración internacional y multidisciplinaria de este tipo tiene resultados de alto impacto.

Formuladores de políticas públicas de países tan diversos como China, Japón, Australia, Chile o Alemania han buscado, a través de la promoción de la interdisciplinariedad, de la colaboración entre países y del financiamiento de centros de investigación, obtener como resultado ciencia de excelencia e innovación tecnológica (además de obtener los beneficios económicos asociados). (ver Conduits and collaboration).

Fuente: Nature.com

Sin embargo, conviene preguntarse: ¿es este enfoque de planificación top-down realmente efectivo en incrementar la cantidad de colaboración más allá de lo que hubiera ocurrido de forma natural? Más aún, ¿está teniendo como resultado investigación de la mejor calidad posible? Las respuestas no son concluyentes. El índice de la Revista Nature que mide el nivel de colaboración de los centros de investigación, muestra que en algunos de ellos hay mucho más trabajo colaborativo que en otros, con centros que obtienen valores de este índice que son muy pequeños y algunos que obtienen cifras de dos dígitos.

Té y trabajo en equipo

Fuente: Nature.com

 El escenario descrito en el párrafo inicial de este artículo, es lo que habitualmente ocurre una tarde cualquiera en algún hall del Instituto Kavli de Física y Matemática del Universo (IPMU) del campus de la Universidad de Tokio en Japón. Este instituto estableció en su reglamento interno, la existencia de un tiempo para tomar té, en el que el equipo de trabajo comparte ideas y potenciales formas de colaboración.

Este hábito fue introducido al IPMU por Hitosho Murayama, su director, quien fue testigo de sus beneficios en distintos laboratorios estadounidenses en los que él trabajó. Tan convencido estaba del incentivo a la colaboración que generaba por esta práctica, que lo incluyó dentro de su propuesta inicial para el Instituto, abogando por él con sus inversionistas: “No creo que en ninguna parte del mundo los contribuyentes deseen pagar gastos en té, pero yo sabía que era algo necesario”, señala.

El IPMU Kavli es producto de la iniciativa del gobierno Japonés llamada World Premier International Research Center Initiative (WPI), lanzada el año 2007 con el objetivo de crear “centros de investigación de visibilidad mundial”. Con más de 350 colaboradores con publicaciones en papers indexados el año 2014, el Kavli IPMU es el más prolífico de los nueve WPI (ver “Equipos de todos los tamaños”).

Fuente: Nature.com

Estos Centros WPI son parte de un creciente número de instituciones con objetivos similares patrocinadas por distintos gobiernos alrededor del mundo, entre los que se encuentran, por ejemplo, los Centros de Excelencia ARC en Australia, la Iniciativa Científica Milenio en Chile, los Clusters de Excelencia en Alemania y, más recientemente, los Centros de Innovación Colaborativa en China.

El objetivo común de este tipo de iniciativas es lograr crear una masa crítica relevante de investigadores que trabajen en conjunto en proyectos de avanzada que tengan un potencial impacto a nivel global. Cada uno de los ejemplos mencionados posee un mandato explícito de incrementar la investigación colaborativa, tanto a nivel local como internacional, aun cuando en el modelo chileno y en el japonés el mayor énfasis está puesto en la colaboración internacional. De modo de lograr el desarrollo de proyectos de investigación de largo plazo, a los centros de investigación creados bajo esta modalidad se les otorga una autonomía suficiente para para que sean ellos mismos quienes determinen sus áreas de investigación prioritarias. Con el mismo objetivo, el financiamiento es otorgado por períodos largos de 10 años o más, como en el caso de los centros WPI.

En el caso de los WPI, sus lineamentos establecen que al menos el 30% de los investigadores de cualquiera de sus institutos debe ser extranjero, y el inglés debe ser el idioma utilizado. En el caso del IPMU Kavli, no existe ningún tipo de requisito, obteniendo resultados impresionantes en cuanto a investigación colaborativa.

Considerando que tanto la astronomía como la astrofísica (focos principales del centro Kavli), así como las ciencias de la tierra y la física de partículas, requieren de enormes esfuerzos de colaboración, parece evidente que sea en estos centros en donde se observe mayor trabajo colaborativo. Basta pensar que en las áreas de ciencias de la tierra y de física de partículas, la publicación de un paper puede contar con hasta 3.000 autores. En este sentido, el Cluster europeo TUM de Excelencia para el Origen y Estructura del Universo, por ejemplo, tiene el mayor puntaje en el ítem de colaboración entre todos los Clusters alemanes de excelencia.

En un área distinta a la astronomía, astrofísica, ciencias de la tierra o física de partículas, el Cluster de Sistemas Neurológicos de Munich (SyNergy) es el que presenta mayores niveles de colaboración entre todas las instituciones de investigación colaborativa con financiamiento estatal incluidas en el índice de la revista Nature. El año 2014, este centro compartió autoría con más de 100 instituciones de investigación, la mayoría de ellas instituciones alemanas.

En el otro extremo, los recientemente creados Centros de Innovación Colaborativa en China, establecidos el año 2012, presentan poco trabajo colaborativo, especialmente con instituciones internacionales. Esto, sin embargo, se espera que cambie en el corto plazo.

Riesgos de la política de investigación

Una de las críticas más frecuentes que reciben este tipo de iniciativas, es que la investigación realizada con lineamientos gubernamentales se enfoca sólo en la generación de ciencia de alta calidad, a expensas de otros objetivos de política pública.

Caroline Wagner, de la Universidad de Ohio State, experta en vínculos entre ciencia, políticas públicas, sociedad e innovación, señala que se debe diferenciar entre la actividad colaborativa organizada por los científicos – en dónde el tipo de investigación es el que determina la estructura organizacional de los equipos – de la colaboración impulsada por los gobiernos. Estos dos tipos de trabajo colaborativo tienen objetivos diferentes: “la investigación colaborativa impulsada por los gobiernos, además de la ciencia, busca otros objetivos, tales como lograr que el país tenga mayor prestigio, aumentar la competitividad industrial o incentivar el desarrollo de propiedad intelectual”.

Agrega que los investigadores debiesen rechazar políticas que no busquen lograr los más altos estándares científicos, apuntando a normas como las de la Unión Europea, en dónde se exige que al menos tres estados participen en las propuestas seleccionadas (una política que busca incrementar la performance de países en dónde la investigación científica se encuentra menos desarrollada).

 “Agregar ese tipo de objetivos dentro de la política pública, casi siempre reduce la calidad de los resultados científicos, a pesar de lo cual, la mayoría de los formuladores de políticas públicas están dispuestos a hacerlo con tal de alcanzar otros tipos de beneficios sociales o políticos”, señala.

Les Field, secretaria de política pública de la Academia Australiana de Ciencias, comparte la opinión de Wagner acerca de los perjuicios de mezclar objetivos científicos con objetivos de política pública, pero recalca que el éxito alcanzado por los centros de excelencia Australianos (y sus pares internacionales) debe ser reconocido e incentivado por los gobiernos. “es importante reconocer que los beneficios que se pueden obtener de equipos investigación de alto nivel contribuyen a mejorar significativamente la reputación y el progreso económico de los países”.

En efecto, dentro de las instituciones incluidas en el índice, existe ciencia de muy buen nivel.

En el IPMU de Kavli por ejemplo, la colaboración entre investigadores de diversas instituciones japonesas y la Universidad de Duke en EE.UU., condujo al reciente descubrimiento de un lente gravitacional espacial creado por una galaxia desconocida hasta la fecha, y que explica la enrome luminosidad  de una supernova muy inusual que tenía desconcertandos a los científicos.

En otro ámbito, la investigación realizada en el centro australiano de excelencia ARC para la Ciencia del Cambio Climático, en colaboración con investigadores del Laboratorio de Meteorología Dinámica de Francia, ha incrementado significativamente la importancia atribuible a los efectos de incrementos de carbono en la atmosfera terrestre en la modelación del clima.

El director del centro ARC, Andrew Pitman, explica que el creciente aumento en la complejidad de la modelación del clima en la última década, requiriendo cada vez más códigos computacionales (más de 1 millón de líneas de programación) implica esta disciplina se haya transformado en dependiente de la colaboración facilitada por centros como el que dirige: “Ningún país sólo puede construir modelos climáticos y mantener competitividad internacional en la modelación de sistemas, por lo que colaboramos grupos de EE.UU., Alemania y Gran Bretaña”

Pitman añade que las reglas aplicadas al trabajo en centros de excelencia, las que fuerzan la colaboración, les permiten superar fácilmente las barreras estructurales en cuanto a compartir los créditos con otras instituciones.

Por el momento, agrega, tener una masa crítica de investigadores trabajando en conjunto, financiada adecuadamente para un trabajo de largo plazo, permite dar empleo (y compartir) a expertos y técnicos en computación, así como entregar entrenamiento a científicos jóvenes.

Convocar Investigadores a este tipo de centros les permite viajar y trabajar con pares alrededor del mundo y crear redes para futuras colaboraciones. Pitman añade: “eventualmente podría ocurrir de manera esponánea, pero creo contar con la masa crítica implica que los nexos internacionales se puedan dar mucho más fácilmente”.

Referencias y artículo original: www.nature.com